sábado, 1 de febrero de 2014

Año treinta y tres

El año 33 de mi vida, fue un año raro... poco común a los caminos en los que solía andar, se formaron algunas fallas sobre ellos. Presentándose circunstancias antípodas que de alguna manera se encontraban deambulando en mi persona.

Creía yo encontrarme en una situación laboral estable, procurando ofrecer soluciones viables y certeras, así fue como inició ese año poco común. Sin embargo un día de esos que parecían ser exquisito, se generaron los indicios necesarios para rescindir mi relación labora para con la institución. Llevaba una trayectoria limpia, fiel y leal para el área, considerándome un servidor público eficiente, efectivo y fuera de la grilla laboral, mis casi cuatro años de servicio se mancharon por una sola situación, que si fui o no cien por ciento responsable, se omitió todo acierto ejecutado.

Entonces valore cuan importante es una simple palmada en la espalda, una sencilla palabra de aliento y apoyo, gratitud emanada, y el don del escucha. Esto y más, irradiado por bastantes personas con las cuales compartí pequeños o grandes instantes, recrearon fortaleza para levantarme de este fuerte tropiezo. 

Siento yo, que uno somos todos y que todos nos encontramos conectados de alguna u otra manera, directa o indirecta, al final estamos en un mismo punto en el universo. Por lo que mi vida personal se vio afectada también, dificultando  una de las relaciones más importantes que tengo, la de con mi hija. Debido a la situación económica inesperada por la que atravesaba y sus consecuencias y afectaciones hacia la parte de la mamá de mi hija. Generando una brecha en la relación con mi hija. 

El apoyo incondicional de mis padres y de mi pareja, reforzaron mi nueva trayectoria que probablemente desde hace diez años quise tomar. Alejandro Jodorowsky menciona "Los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad", el miedo se encontraba en mi, por otro lado lo incierto y la nueva aventura generaba anhelación a un nuevo proyecto de vida profesional; la vida y mi dedicación me lleno de oportunidades laborales, este nuevo proyecto de vida, rompía con quince años de recibir instrucciones y maneras de trabajar dentro de una empresa o institución; así que creía que volar era una enfermedad, una enfermedad emanada por el desconocimiento, el miedo, la incertidumbre y la falta de confianza.

Confianza, mi nombre de caminata, me ha puesto a trabajar en mi persona, en el entorno de mi vida y de la gente que me rodea. Confianza es una virtud que si te hace falta, no es fácil aceptar, una virtud que se ha fortalecido o debilitado de acuerdo al ambiente y a la fortaleza que uno tiene. Claridad y fortaleza, fortaleza y claridad = Confianza.

¿Dónde estoy? ¿Cómo me encuentro? ¿Qué siento? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuándo? preguntas que al final indican tomar consciencia de mi persona para iniciar y continuar esta nueva aventura. Puedo compartir, que la relación con mi hija es ahora más fuerte y estable, que he rencontrado lo que realmente me apasiona profesionalmente,  con mi pareja he compartido más momentos, he comprendido más a mis padres, la libertad me es importante.

Quiero aprovechar este escrito que he compartido para agradecer a todas las personas que estuvieron conmigo en este proceso de cambio, deseando que siempre se encuentren acompañados tanto en los momentos de júbilo cómo en los de aflicción.